¿Sabías que los ríos grandes están olvidados en la lucha contra el cambio climático?
El aumento de la temperatura y las lluvias torrenciales afectan directamente a las corrientes naturales de agua
Los ríos son fundamentales para la vida en el planeta y, pese a que hay señales que indican que su salud peligra por el cambio climático, apenas existen estudios sobre el impacto real en ellos del calentamiento global ni sobre cómo su mal estado contribuye al mismo pues, cuanto menos sanos están, más CO2 emiten.
Los ríos son para el planeta lo que el sistema circulatorio para los seres vivos y prestan un servicio fundamental para su supervivencia, ha dicho a Efe el presidente del Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF), Tony Herrera.
Pese a ser vitales para ecosistemas y poblaciones, su salud se ve seriamente amenazada por el cambio climático, tanto por el aumento de la temperatura, como por la mayor torrencialidad de las precipitaciones, sin que ningún organismo global vele por ellos, lamenta.
La subida de la temperatura implica una mayor evaporación y, por tanto, que los ríos lleven menos agua, lo que en el caso de los “temporales”, de los que hay muchos en España, supone que “correrán” durante periodos de tiempo cada vez más cortos, con graves consecuencias para el hábitat, según Herrera.
Las mayores temperaturas también elevarán la evapotranspiración porque para soportar el calor, las plantas “sudarán” más por las hojas y, consecuentemente, sacarán más agua de los ríos.
“Esa menor cantidad de agua, dificultará la supervivencia de la biodiversidad”, ha aseverado.
Por otra parte, todos los escenarios que se manejan sobre cambio climático apuntan a una cada vez mayor torrencialidad, de forma que lloverá mucha agua en poco tiempo y cada vez pasará más tiempo sin llover, lo que afectará significativamente al régimen de caudales de los ríos, sobre todo en zonas no calizas.
“Habrá crecidas cada vez más frecuentes y fuertes” que afectarán a la vegetación y la fauna fluvial y, sobre todo, a los humanos, por el mayor riego de inundación.
En este contexto, cobran máxima relevancia los denominados “caudales ecológicos” en los ríos embalsados y de los que se extrae agua.
“Queremos sacar más agua, pese a que cada vez tenemos menos, y eso es insostenible”, ha denunciado Herrera, quien ha añadido que aunque se van dando pasos, “vamos demasiado lentos y los ríos no tienen ese tiempo”.
En este sentido ha hecho un llamamiento a los medios para que contribuyan a sensibilizar a la sociedad, pues “se habla mucho del mar y muy poco de los ríos, pese a que son con los que más directamente nos relacionamos la mayoría de las poblaciones”.
Según una investigación coordinada por la Universidad Estatal de Pensilvania, que analizó casi 800 cursos fluviales de Estados Unidos y Europa central, los ríos se están calentando y perdiendo oxígeno más rápido que los océanos.
Según el estudio, los ríos urbanos muestran un calentamiento más rápido, mientras que en los agrícolas es más lento, pero la desoxigenación es mayor.
Además de elevar la mortalidad de las especies, la disminución del oxígeno en los ríos también impulsa sus emisiones de gases de efecto invernadero y la liberación de metales tóxicos, contribuyendo así a la crisis climática.
Para entender y predecir mejor el papel de los ríos en el transporte de carbono a escala global, desde los continentes a los océanos y a la atmósfera, un grupo internacional de científicos ha pedido la creación de un Sistema Mundial de Observación de los Ríos.
De ese carbono, devuelven a la atmósfera en forma de CO2 cerca del 37 % y sólo un 26 % del carbono llega al mar.
“Los ríos han sido menospreciados en el estudio del cambio climático, que básicamente se ha limitado a océanos y ecosistemas terrestres, según los científicos, entre los que se encuentran miembros del CREAF (CSIC) y que defienden que el Observatorio sería una buena herramienta para empezar a vigilar la salud del sistema fluvial mundial.