Refugiadas del conflicto en Sudán encuentran apoyo en talleres de violencia de género
Las mujeres en dichas actividades comparten sus historias y encuentran apoyo mutuo para empezar a reconstruir sus vidas
Escribe: María Coaguila Torres
Un grupo de mujeres que huyó del conflicto en Sudán se reúne cada tarde en una carpa del centro de tránsito de Renk, una localidad fronteriza en Sudán del Sur. Participan en talleres sobre violencia de género donde comparten testimonios, reciben atención profesional y comienzan a sanar las heridas físicas y emocionales causadas por la guerra.
Las asistentes, tanto retornadas sursudanesas como refugiadas sudanesas, intentan superar el miedo, el sufrimiento y la violencia, muchas veces sexual, vivida durante su huida del conflicto que estalló hace más de un año entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
En los talleres, las mujeres se sientan en círculo y escuchan en silencio las historias de sus compañeras. Salma, un nombre ficticio, relata cómo la seguridad de sus hijos era su prioridad a pesar del miedo paralizante. Huyó de Jartum a medianoche, caminando en silencio de pueblo en pueblo hasta cruzar el paso fronterizo de Joda para solicitar refugio en Sudán del Sur. Salma perdió a su marido durante la huida y agradece que sus hijos pequeños puedan ir a una guardería en el centro, aunque lamenta que los mayores no puedan seguir estudiando.
Dunia, también con un nombre ficticio, se siente afortunada por contar con su marido, pero comparte su preocupación por la educación de sus hijos. Desea que sus niños puedan volver al colegio y se opone a ser trasladada al campamento de refugiados de Mabán debido a las deficientes instalaciones y el riesgo de violencia sexual.
Según un informe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al menos 118 personas estuvieron expuestas a violencia sexual en poco más de un año de guerra en Sudán, aunque las organizaciones de derechos humanos sudanesas elevan la cifra a más de 370 casos. La directora del Departamento para la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres y los Niños, Salima Ishaq, afirmó que solo el 2 % de las víctimas se atreven a denunciar, lo que podría significar hasta 7000 casos en total.
La violencia sexual también ha provocado embarazos no deseados, con las autoridades de Sudán acogiendo a una decena de bebés abandonados por mujeres violadas por combatientes de las FAR.
Yamila, otra mujer en el taller, cuenta que unos hombres armados se llevaron a su marido y le exigieron un rescate durante su huida. Sin dinero ni información sobre su paradero, Yamila lucha por seguir adelante por sus hijos. Nouran, otra participante, reconoce el efecto positivo del grupo de terapia, donde las mujeres hablan de sus problemas y buscan soluciones juntas.
Al final de cada sesión, las mujeres se sienten más ligeras y animadas, creyendo que expresar sus experiencias en voz alta les quita un peso de encima. Continuarán reuniéndose y reforzando su red de apoyo, con el deseo compartido de que acabe la guerra para poder regresar a su hogar en Sudán.