La presidenta Dina Boluarte y el Congreso acaban el año por los suelos en la evaluación de la ciudadanía, según muestra la última encuesta de representación nacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), una investigación realizada en alianza con el diario La República.El estudio consultó a la población desde el viernes 8 hasta el miércoles 13 de diciembre últimos y tiene márgenes de error de 2,8 puntos encima y debajo de cada resultado en su proyección de la realidad nacional.Apenas un 9 % de los peruanos aprueba la forma como la presidenta Boluarte está conduciendo su Gobierno. Esto es, que solo uno de cada diez connacionales le daría ese respaldo, grosso modo.En cambio, un rotundo 84 % desaprueba cómo la mandataria dirige el Poder Ejecutivo. Es decir, si dividiéramos a los habitantes del Perú en cinco partes iguales, una multitud que superaría a cuatro de estos grupos reprobaría el manejo de Boluarte.Por su lado, apenas un 5 % de los ciudadanos aprueba el desempeño del actual Congreso. Es un respaldo incluso menor que lo que tiene la jefa del Estado.Al contrario, un profuso 91 % de la población nacional reprueba cómo el Poder Legislativo ejerce su labor. Esto es, que nueve de cada diez connacionales coinciden en esta calificación negativa hacia el Parlamento.PRIMER AÑOUnas tres cuartas partes de la ciudadanía, 76 % de los encuestados por el IEP, diría que el primer año del Gobierno de Boluarte ha sido malo o incluso peor. En cada uno de estos dos niveles de percepción negativa hay más de un tercio del país: un 36 % califica esta fase como mala y un 40 % como muy mala. Es, pues, otro rotundo rechazo.En la otra orilla, un ínfimo 4 % de la población diría que este año de presidencia de Boluarte ha sido bueno. Casi para nadie resultó muy bueno.En un espacio medio, una quinta parte del país, 20 % de los encuestados en el estudio, cree que este primer año del Gobierno ha sido ni bueno ni malo.En general, tres que cada cuatro compatriotas, 73 % de los consultados en el sondeo, piensa que la situación económica del país es peor que hace un año. En esta comparación, un 20 % cree que es igual: esto es una quinta parte de la nación. Apenas un 6 % percibe que mejoró.Asimismo, más de dos tercios de la nación, 69 % de los encuestados, advierte que la situación política peruana está peor que en el anterior diciembre. Un 23 % cree que seguimos igual en esto. Apenas un 6% piensa que mejoramos en lo político.Al evaluar la seguridad en el Perú, un 81 % la percibe peor que hace un año. Un 15 % del país piensa que no cambió. Apenas un 3 % la observa con mejoras.En comparación a diciembre del año pasado, más de dos tercios de la población, 68 % en el sondeo, considera que la corrupción en el país aumentó. Para una cuarta parte de la ciudadanía, 26 % en la encuesta, está igual. Apenas un 3 % cree que disminuyó.UN AÑO DESPUÉS El gobierno de Dina Boluarte tuvo un mal comienzo, solo un 27 % estuvo de acuerdo con que asumiera la presidencia y casi medio centenar de compatriotas murieron, por acción directa de las fuerzas del orden, en las protestas en su contra.A un mes de iniciado su gobierno, si bien la mayoría desaprobaba su gestión, en Lima y el norte, en los niveles A/B y entre quienes se identifican de derecha tenía mejores cifras. Sin embargo, en estos grupos la aprobación también ha disminuido sustancialmente en un año. Tiene la aprobación más baja en el primer año de los últimos gobiernos, afirmó, Patricia Zárate, jefa de Estudios de Opinión del IEP.En varios temas que preocupan a la ciudadanía, la percepción es que todo ha empeorado en el último año: la situación económica y política se percibe peor, con 73 % y 69 %, respectivamente; el 81 % considera que la seguridad está peor y el 68 % cree que la corrupción ha aumentado. Se entiende entonces que, al momento de evaluar el primer año de gobierno, solo un 4% lo califica de muy bueno o bueno y el 75 % afirma que ha sido malo o muy malo.El problema para el gobierno, más allá de su gestión, es a quién ha escogido como compañero de ruta desde un inicio. A diferencia de otros gobiernos, que pudieron utilizar la pugna con el Congreso para mejorar su imagen, la impopularidad de ambos poderes se alimenta mutuamente.Bajo gobiernos con baja evaluación y poco representativos, la institucionalidad se deteriora, la satisfacción con la democracia disminuye, y gana la política de la prebenda, la economía ilegal y las posturas de distinto signo ideológico que promueven salidas extremas y/o autoritarias.Fuente: La República