(Jueves 3/08/2023).- El extenso mensaje leído por la mandataria Dina Boluarte ha tenido como principal interlocutor al Congreso, según el análisis del politólogo Paolo Sosa, quien advierte que, en realidad, quien gobierna en el país es el Poder Legislativo, que ya ha concentrado atribuciones y control sobre otras instituciones, a nivel formal y de facto.─ Mientras Dina Boluarte leía su discurso, había enfrentamientos y represión contra ciudadanos en el centro de Lima. ¿Cuál es tu impresión respecto del contexto en que se da este mensaje?─ Me parece que el contexto ha sido lo más significativo. Fue un discurso bastante largo y lleno de promesas, como si fuera un gobierno que acaba de ganar las elecciones. Eso contrasta claramente con la sensación generalizada de repudio que se ilustra en las distintas encuestas y además se ve con mucha fuerza en las calles. Esa contradicción entre esta especie de Perú oficial de celebración en el Congreso y el Perú real de descontento, creo, es el mensaje más duro que deja el discurso presidencial.─ Hubo en este mensaje, además, un énfasis en los anuncios de inversiones, con detalles de cifras y menciones de regiones, incluyendo Puno.─ No es sorprendente. Cuando un gobierno tiene una crisis de legitimidad, como el que tiene este Gobierno, es normal que se refugie y se esconda detrás de cifras y promesas de obras públicas, porque sabe que tiene un cuestionamiento fuerte en las calles. Además, no tiene nada que exhibir en términos de reflexión y un llamado de atención por los errores.─ ¿Esto en referencia al manejo de las protestas sociales?─ Es cierto que el mensaje se inició con una especie de reflexión sobre las protestas y la represión, pero siempre tratando de transferir la responsabilidad hacia terceras personas; incluso sugiriendo que las muertes fueron en situaciones de enfrentamiento directo, lo cual, como muestran las pericias fiscales y los reportes de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales, no es cierto. Son hechos potencialmente considerados como ejecuciones extrajudiciales. ─ ¿El pedido de perdón que hizo Boluarte fue solo formal y no de fondo?─ Completamente. Y queda claro, por la narrativa y la forma como lo hace: ‘pido disculpas, pero los responsables son ellos’. Es una forma de hablar del tema, pero sin reconocer su responsabilidad y, sobre todo, sin ofrecer soluciones reales, sin responder a las demandas reales, ya no solo sobre el adelanto de elecciones, sino en términos de justicia y reparaciones.─ ¿La recomendación de Human Rights Watch de conformar una comisión internacional que acompañe las investigaciones pudo haber sido un anuncio mínimo?─ Por ejemplo, pero ese tipo de medidas contravienen la forma como este Gobierno entiende su estabilidad. Y su estabilidad se entiende tanto en su relación con el Congreso y su relación con las fuerzas del orden. Entonces, sería abrirse una pelea. No sorprende que no haya habido ese tipo de anuncios.─ ¿Este ha sido un mensaje al Congreso, más que un mensaje a la nación?─ Me parece que lo central es darle al Congreso la seguridad de tener una presidenta dispuesta a hacer todo lo posible para que gobiernen hasta el 2026. El interlocutor de este Gobierno es el Congreso, no son los ciudadanos. Es muy ilustrativo que una presidenta que tiene baja aprobación (11%) reciba los aplausos rabiosos de un Congreso con 6% de aprobación.─ ¿Cuánto puede durar este Gobierno?─ La desafección política, lamentablemente, no suele trasladarse a protestas masivas. Tenemos varios meses de protestas, pero no terminan de cuajar en algo más masivo. Creo que esto ha sido un aprendizaje lamentable para la clase política: darse cuenta de que pueden seguir gobernando con 6% u 8% de aprobación. Algunas fuerzas del Congreso tienen más incentivos para vacar a la presidenta, pero una presidenta dispuesta a darles todo es también útil. ¿Cuánto pueden durar? A menos que haya un escándalo que lleve a una movilización masiva, es muy difícil observar que esto vaya a cambiar.─ Mientras tanto, avanza el ataque a las instituciones. Ahora tienen en la mira a la Junta Nacional de Justicia.─ Ese es un gran problema. El Congreso no tiene al frente a una presidenta que haga cuestión de Estado para defender los temas institucionales. En ese sentido, (Boluarte) es una presidenta funcional a los intereses del Congreso, que es hoy, realmente, el poder que gobierna y que ha concentrado atribuciones y control respecto de otras instituciones, tanto a nivel formal como de facto. La presidenta, en realidad, es un satélite del Poder Legislativo.─ ¿Qué tan relevantes son las propuestas de reformas anunciadas sobre bicameralidad y el distrito uninominal?─ Son totalmente irrelevantes. Sobre todo improductivas. La crisis política peruana requiere una ingeniería constitucional bastante más sofisticada y, sobre todo, un proceso mucho más legítimo. Parte importante de una reforma política en el Perú tiene que ver con la legitimidad del sistema. Podemos tener el mejor sistema político en el papel, pero el problema fundamental es el comportamiento de los políticos.Fuente: La República